jueves, 14 de marzo de 2013

Y tú, ¿de quién eres?

El origen de los apellidos puede que sea uno de los temas que más curiosidad despiertan en la gente aunque no sean estudiosos de estos temas. A todos nos ha picado alguna vez el gusanillo por saber de dónde proviene nuestro nombre.

A lo largo de generaciones, éstos se han visto sometidos a cambios y evoluciones como palabras que son. Algunos de esas “mudanzas”-como se diría en la época- se debían a cambios ortográficos y fonéticos, sin embargo en ocasiones las transformaciones eran debidas a simples errores ortográficos o  caligráficos totalmente accidentales; a menudo, un mismo apellido aparecía en un mismo documento escrito con “b” en un párrafo y con “v” en el siguiente, o con la preposición “de” delante y eliminándola al final del escrito.

A partir de 1564, tras el Concilio de Trento, la Iglesia impone el uso de libros de registro parroquiales. Pero no será hasta el primer tercio del siglo XIX, cuando entra en vigor la Ley del Registro Civil, el momento en que se “oficializan” los nombres de las personas y estos cambios disminuyen fijándose de forma estable estos “cognomen” (esta palabra sirve tanto para el sing. como para el pl.).

Por lo que he  estado leyendo en algunos trabajos sobre el tema, la clasificación que podría hacerse en un primer momento es la siguiente:
-por las desinencias: -ez  y –oz (en español)
-por los topónimos
-por los oficios
-Por los sobrenombres o motes.
-Por no tener hogar y ser puestos al cuidado del estado o la iglesia.
En el primer caso tenemos ejemplos como; Fernández=hijo de Fernando, Rodríguez=hijo de Rodrigo o Núñez=hijo de Nuño. En otros idiomas se dan casos como; Abd-el en árabe, que significa “hijo de”, o en ruso la hija de Nicolai es Nicolaieva y el hijo de Petrov es Petrovsky.

En segundo lugar nos referimos a apellidos como; Zamorano, Aragonés, Gades o Úbeda. Aquí los apellidos hacen referencia a las urbes donde tuvieron lugar los orígenes de las citadas familias.
En el siguiente epígrafe, el que se refiere a los oficios, tenemos; Herrero, Guerrero, Pastor o Carretero. Esto se da en otros idiomas; Carpentier, Fierro, Fisher…
Por sobrenombres o motes se cree que derivaron apellidos como; Rubio, Moreno, Cano, etc…El cognomen en estos casos proceden de particularidades físicas que distinguían a ciertas familias que con el tiempo se oficializaron como apellidos. Es el caso del famoso escritor José Saramago.
    Por último, y no por ello menos importantes, existen apellidos que tienen sus orígenes en las desgraciadas circunstancias que sufrieron algunos niños que, dejados al cuidado de instituciones sin reconocimiento alguno por parte de sus padres, son llamados con apellidos como; Expósito, de la Iglesia, España o de los Santos.

También tenemos casos de apellidos que han evolucionado gráficamente; de Ximenez a Jiménez, existen Ferrera y Herrera, Pabón y Pavón, o el que en un principio era del Río ha terminado en Ríos y del Valle en Valle.
Para quitarle seriedad al tema os transcribo un chiste que me contaron hace ya tiempo.

Va un señor a sacarse el pasaporte para realizar un viaje al extranjero y al llegar a la comisaría le dice el policía:
-Por favor, dígame su nombre de pila.
-Ma-ma-ma-manolo. Responde el señor.
-¡Vaya! Veo que es usted tartamudo.
A lo que contesta desabrido
-No agente. El tartamudo era mi padre. Y el del registro civil un gracioso.


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