El origen de los apellidos puede que sea uno de los temas que más
curiosidad despiertan en la gente aunque no sean estudiosos de estos temas. A
todos nos ha picado alguna vez el gusanillo por saber de dónde proviene nuestro
nombre.
A lo largo de generaciones, éstos se han visto sometidos a cambios y
evoluciones como palabras que son. Algunos de esas “mudanzas”-como se diría en
la época- se debían a cambios ortográficos y fonéticos, sin embargo en
ocasiones las transformaciones eran debidas a simples errores ortográficos
o caligráficos totalmente
accidentales; a menudo, un mismo apellido aparecía en un mismo documento
escrito con “b” en un párrafo y con “v” en el siguiente, o con la preposición
“de” delante y eliminándola al final del escrito.
A partir de 1564, tras el Concilio de Trento, la Iglesia impone el uso
de libros de registro parroquiales. Pero no será hasta el primer tercio del
siglo XIX, cuando entra en vigor la Ley del Registro Civil, el momento en que
se “oficializan” los nombres de las personas y estos cambios disminuyen
fijándose de forma estable estos “cognomen” (esta palabra sirve tanto para el
sing. como para el pl.).
Por lo que he estado
leyendo en algunos trabajos sobre el tema, la clasificación que podría hacerse
en un primer momento es la siguiente:
-por las desinencias: -ez y
–oz (en español)
-por los topónimos
-por los oficios
-Por los sobrenombres o motes.
-Por no tener hogar y ser puestos al cuidado del estado o la iglesia.
En el primer caso tenemos ejemplos como; Fernández=hijo de Fernando,
Rodríguez=hijo de Rodrigo o Núñez=hijo de Nuño. En otros idiomas se dan casos
como; Abd-el en árabe, que significa “hijo de”, o en ruso la hija de Nicolai es
Nicolaieva y el hijo de Petrov es Petrovsky.
En segundo lugar nos referimos a apellidos como; Zamorano, Aragonés,
Gades o Úbeda. Aquí los apellidos hacen referencia a las urbes donde tuvieron
lugar los orígenes de las citadas familias.
En el siguiente epígrafe, el que se refiere a los oficios, tenemos;
Herrero, Guerrero, Pastor o Carretero. Esto se da en otros idiomas; Carpentier,
Fierro, Fisher…
Por sobrenombres o motes se cree que derivaron apellidos como; Rubio,
Moreno, Cano, etc…El cognomen en estos casos proceden de particularidades
físicas que distinguían a ciertas familias que con el tiempo se oficializaron
como apellidos. Es el caso del famoso escritor José Saramago.
Por
último, y no por ello menos importantes, existen apellidos que tienen sus
orígenes en las desgraciadas circunstancias que sufrieron algunos niños que,
dejados al cuidado de instituciones sin reconocimiento alguno por parte de sus
padres, son llamados con apellidos como; Expósito, de la Iglesia, España o de
los Santos.
También tenemos casos de apellidos que han evolucionado gráficamente;
de Ximenez a Jiménez, existen Ferrera y Herrera, Pabón y Pavón, o el que en un
principio era del Río ha terminado en Ríos y del Valle en Valle.
Para quitarle seriedad al
tema os transcribo un chiste que me contaron hace ya tiempo.
Va un señor a sacarse el
pasaporte para realizar un viaje al extranjero y al llegar a la comisaría le
dice el policía:
-Por favor, dígame su
nombre de pila.
-Ma-ma-ma-manolo. Responde
el señor.
-¡Vaya! Veo que es usted
tartamudo.
A lo que contesta desabrido
-No agente. El tartamudo
era mi padre. Y el del registro civil un gracioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario